domingo, 25 de enero de 2015

Gandhi, al servicio de la Paz

Tuvo que ser sorprendente la aparición en la India de un revolucionario que empezase a proponer una sola arma para su lucha: la no violencia.
Este fue Gandhi, a quien el pueblo puso el apodo de Mahatma, que significa Alma Grande.

Nació en 1869. Eran años en que la India dependía políticamente de Inglaterra y los ingleses explotaban aquel país.
Gandhi estudió en Londres y se había doctorado en Derecho en 1893 cuando, de regreso a su patria se puso al frente de un movimiento nacionalista y de lucha por la independencia. Movilizó a 350 millones de hindúes contra los ingleses.

Se apoyó en el mensaje de paz de la reli­gión hindú. Citaba con frecuencia a Jesu­cristo para predicar el amor y la igualdad de los hombres. Defendió a los parias, la casta de los intocables, y cambió su nombre por el de harijans (hijos de Dios). Adoptó la senci­llez de vida de los pueblos, e implantó su método contra el país dominador a base de demostraciones de resistencia pasiva, denun­cia de las leyes injustas y huelgas de hambre.

Detenido y encarcelado en varias ocasio­nes, se imponía ayunos en señal de protesta cuando la lucha de sus compatriotas por la libertad se volvía violenta.
Después de dos decenios de perseverar en su oposición, cedió Inglaterra en 1947 y ne­gociaron la independencia. Los más altos cargos políticos iban a pedirle consejo, los educadores acudían a pedirle opinión y se ganó la admiración del mundo.

Pero un hindú fanático, a quien no había gustado el tratado de independencia porque permitía a los musulmanes formar nación aparte (Pakistán), le asesinó al año siguiente. Las últimas palabras que se le oyeron son: ¡Hai Rama, Hai Rama! (Oh Dios, Oh Dios).

En la fecha de su muerte, 30 de enero, se celebra ahora el día escolar de la paz y la No-violencia.

Estas son algunas de las ideas que Gandhi propagó por todas partes:

-   Venced el odio con amor, la mentira con la verdad, la violencia con el sufrimiento.
-   Cuando leo el Evangelio me siento cris­tiano. Pero cuando os veo a los cristianos hacer la guerra, oprimir a los pueblos coloni­zados, emborracharse,... me doy cuenta de que no vivís el evangelio.
-   Yo tengo la convicción profundamente arraigada de que sólo la no violencia puede salvar a la humanidad.
-   La vida al aire libre, el amor al prójimo, la caridad y el abandono de toda clase de vio­lencia deben ser los principios rectores de la humanidad.
-   La no violencia es el mensaje central de la Biblia, tal como yo entiendo el "dichosos los pacíficos" dicho por Jesús en el sermón de la montaña.
He intentado evitar la violencia; deseo con todas mis fuerzas evitar la violencia. La no violencia es el primer artículo de mi fe y el último

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