viernes, 6 de febrero de 2015

Significado del día de San Valentín

Aunque tal vez suene como alguna especie de ritual sadomasoquista, así es como lo festejaban los romanos hasta el año 496 antes de Cristo.
A mediados de febrero era la época de la Lupercalia (Festival de los lobos). Se celebraba el 15 de febrero al pie del monte Palatino, junto a la cueva en la que, según la tradición, la mujer lobo había amamantado a Rómulo y Remo. El festival era, esencialmente, un rito de purificación y fertilidad.
Dirigida por los lupercales o “hermanos del lobo”, el festival comenzaba con el sacrificio de dos cabras macho y un perro, cuya sangre se vertía sobre el rostro de los lupercales iniciado y luego se limpiaba con lana embebida en leche.
Una vez cortadas las lenguas de las cabras sacrificadas, los iniciados debían correr por las calles y flagelar a las mujeres para promover la fertilidad.
Finalmente, en el año 496, el Papa Gelasio I prohibió esa fiesta salvaje y declaró el 14 de febrero como el día de San Valentín.
Pero, ¿quién fue San Valentín? Varios misterios rodean la identidad del santo patrono de los amantes.
De hecho, la confusión era tan grande que el Vaticano retiró el día de San Valentín del Calendario de Santos de la Iglesia Católica en la década del 60.
En el 200 antes de Cristo, había por los menos tres hombres llamados Valentín. Y todos tuvieron muertes horribles.
Uno era un sacerdote del Imperio Romano que ayudó a los cristianos perseguidos durante el reinado de Claudio II. Cuando fue encarcelado, le devolvió la vista a una niña ciega que se enamoró de él. Fue decapitado un 14 de febrero.
Otro fue el piadoso obispo de Terni, también torturado y decapitado durante el reinado de Claudio II.
El tercer Valentín casaba parejas en secreto, ignorando la prohibición de Claudio II de contraer matrimonio. Dice la leyenda que, cuando este sacerdote del amor fue arrestado se enamoró profundamente de la hija de su carcelero.
Antes de matarlo a golpes y decapitarlo, le firmó una nota a su amada como: “De tu Valentín”.Hoy hay otra Roma, se llaman
grandes almacenes, que con publicidad desmedida te arrastran al abismo de la compra compulsiva . 

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